Caracterización de los pacientes con hernias inguinales. Hospital Universitario Dr. Juan Bruno Zayas Alfonso.
Hospital General “Dr. Juan Bruno Zayas Alfonso”. Santiago de Cuba
Dr. Ernesto Casamayor Callejas, Especialista en Cirugía General y Medicina General Integral. Máster en Urgencias Médicas. Hospital General ¨Dr. Juan Bruno Zayas Alfonso¨ de Santiago de Cuba.
Dr. CM. José Miguel Goderich Lalán. Especialista Cirugía General y Cirugía de Guerra. Doctor en Ciencias Médicas. Profesor Titular. Hospital General ¨Dr. Juan Bruno Zayas Alfonso¨ de Santiago de Cuba.
Dr. Elvis Pardo Olivares. Especialista en Cirugía General. Máster en Urgencias Médicas. Hospital General ¨Dr. Juan Bruno Zayas Alfonso¨ de Santiago de Cuba.
Dr. Luis Alberto Ojeda López. Especialista en Cirugía General Máster en Urgencias Médicas. Hospital General ¨Dr. Juan Bruno Zayas Alfonso¨ de Santiago de Cuba.
Dra. Nadia Labaut Arévalo. Especialista en Medicina Interna y Cuidados Intensivos. Máster en Urgencias Médicas Hospital General ¨Dr. Juan Bruno Zayas Alfonso¨ de Santiago de Cuba.
Resumen
Se realizó un estudio descriptivo, ambispectivo y transversal para caracterizar a los pacientes con hernias inguinales según variables. Hospital “Dr. Juan Bruno Zayas Alfonso”. Agosto de 1994 - agosto del 2009. Servicio de cirugía general. Municipio de Santiago de Cuba. El universo estuvo constituido por 5543 pacientes, los datos se obtuvieron de las tarjetas de control de pacientes. Se elaboró una base de datos por el sistema Microsoft Excel del cual se extrajo el dato primario. Las variables analizadas fueron edad, sexo, antibióticos profilácticos, clasificación, técnicas quirúrgicas. Predominó el sexo masculino con 3455 (2,3%), el grupo de edades entre 41 y 50 años con un (33%).
Se utilizó antibioticoterapia profiláctica en 3438 pacientes (62%). Se emplearon las técnicas convencionales en 2254 pacientes, la más utilizada fue la de sobrecapas fasciales en 1403 (62.2%). En las bioprotésicas que incluyen a 3289 pacientes la más utilizada fue la de Liechtenstein 2442 pacientes (74.2%). Presentaron hernias primarias 4640 (83,7%), reproducidas 903 (16,3%), se utilizaron técnicas convencionales en 2143 (38,7%) y bioprotésicas en 3400 (61,3%), se determinó el diagnóstico de hernia primaria o reproducida según la clasificación de Nyhus. Concluimos que en el sexo masculino y en la tercera década de la vida es donde más se presentan las hernias inguinales. Predominó el uso de antibióticos profilácticos en las técnicas bioprotésicas. Recomendamos utilizar los protocolos de asistencia que estandarizan la selección de pacientes y la técnica quirúrgica a utilizar.
Palabras Clave. Hernia inguinal, antibióticos profilácticos, técnicas bioprotésicas
INTRODUCCIÓN
La hernia, cuyo nombre deriva del griego hernios por su similitud con un retoño- brote o botón, ha suscitado desde la antigüedad el interés por conocer y corregir los defectos asociados a la protrusión total o parcial de una víscera a través de un conducto anormalmente dispuesto sea natural o artificial.
Los médicos sumerios en Mesopotamia hablaban de “herniotomía”, 4000 años antes de Cristo. (1)
La momia del faraón Merneptah (19a Dinastía 1224-1214 AC) muestra una herida en la región inguinal, que ha sido interpretada como una operación de hernia. A su vez la momia Rarnsés V (20a Dinastía), también muestra un saco herniario inguinal, aparentemente no operado. (2)
Campbell, Cooper, Hesselbach, Scarpa, McVay, Czerny, Halsted, Ferguson, Bassini a lo largo del siglo XIX, fueron los cirujanos más destacados que aportaron de diferente manera el conocimiento anatómico de los puntos de producción de las hernias con las soluciones quirúrgicas.
Pocas enfermedades quirúrgicas del cuerpo humano son motivo de tan diversos estudios como la hernia en todas sus variantes, la misma constituye una condición común que afecta a hombres y mujeres de todas las edades. Durante toda la historia el médico ha tenido que enfrentarse a la misma, utilizando para ello innumerables técnicas apasionando a quienes se han adentrado en los misterios de la zona inguinal.
Esta constituye dentro de la cirugía general, uno de los problemas más frecuentes y quizá, la que mayor número de modificaciones técnicas ha experimentado en los últimos años presentando un porcentaje de complicaciones del 5-10%. (3) Además es una de las primeras causas de tratamiento quirúrgico, con una incidencia de 15 por cada 1000 habitantes. Su tratamiento tiene un costo aproximado de 3,5 billones de dólares cada año. (4)
Se reconoce que la prevalencia de la hernioplastia es del orden de 280/100.000 habitantes en Estados Unidos, siendo un 70% de ellas inguinales. En Chile se establece una prevalencia nacional de 136/100.000 habitantes. (5), (6)
En Cuba un tercio (33,3%) de las operaciones que se realizan son por esta causa. Un estudio realizado en Guantánamo en el año 2007 reporta una incidencia de complicaciones postoperatorias locales de un 19.8%.(7) En nuestra provincia se han obtenido cifras que oscilan entre un 15 y 20%.
Actualmente, el uso de la profilaxis antibiótica es una cuestión polémica dada la discrepancia que existe entre los resultados de los estudios en esta área. Los ensayos clínicos controlados sobre su uso son escasos, el número de pacientes estudiado es bajo y los resultados son diversos. (8)
Sin embargo, el uso indiscriminado de antibióticos puede originar problemas, entre los que se incluyen el aumento en los costos y la aparición de microorganismos resistentes. (8)
En la actualidad, se preconiza su uso para la reparación electiva con malla por cirugía abierta. Sin embargo, este tratamiento no está universalmente aceptado. Donde no se requiere material protésico, no se recomienda en ausencia de factores de riesgo. (8)
Toda hernia inguinal debe ser reparada, a cualquier edad para eliminar la posibilidad de complicaciones del contenido herniario, que obliguen a intervenciones de urgencia que conllevan morbi mortalidad importante. Todo paciente debe contar con exámenes básicos normales de acuerdo a lo exigido según pautas de protocolo de cada centro hospitalario.
En las postrimerías del siglo XIX Theodore Billroth había profetizado que el problema no sería eficazmente resuelto hasta que fuera posible el reemplazo artificial de los tejidos dañados. El afirmó: « [...] Si pudiéramos producir artificialmente tejidos de la densidad y resistencia de la fascia y el tendón, se descubriría el secreto de la curación radical de la hernia.» No fue fácil el lograr tal material, sobre todo, las características similares a las descritas por Cumberland en 1950 y Scales en 1953. (9)
Las rafias estuvieron precedidas por dispositivos ideados para controlar protrusiones temporalmente. Las cuales evolucionaron desde los antiguos egipcios hasta los bragueros para el cierre de la entrada del anillo externo, inventados por Guy de Chauliac. (9)
Se introducen “pasos” técnicos históricos, hasta llegar a lo que se entiende actualmente por reconstrucción herniaria. Se describe la sección del piso inguinal (Bassini), la ligadura del saco (Mercy, Bassini), la sección del cremáster (Bassini), el uso del ligamento iliopectíneo en ausencia de ligamento inguinal (McVay), comprensión de la importancia de la cintilla iliopubiana (o bandeleta de Thompson) (Condon) y el cierre del piso inguinal (Marcy, Bassini, Halsted, McVay).
Durante la Segunda Guerra Mundial, y específicamente en 1940, se hizo necesario que un gran número de jóvenes fueran curados para su rápida incorporación al ejército. En Ontario, Canadá, el Dr. Edward Earle Shouldice fundó un hospital especializado en hernias y aplicó una novedosa técnica basada en los criterios originales de Bassini, pero creó un nuevo piso inguinal mediante la superposición de capas a partir de los propios elementos anatómicos de la fascia transversalis. (10)
En Santiago de Cuba es utilizada con frecuencia la técnica de sobrecapas fasciales publicada por el profesor Goderich, la cual ha tenido resultados favorables y se ejecuta fácilmente.
La historia reconoce entre los primeros autores que utilizaron la reparación en el espacio preperitoneal para reforzar la pared posterior del canal inguinal a: Cheatle (1920), Henry (1936), Nyhus (1960) y McVay, quienes lo estiman aconsejable ante hernias femorales y recurrentes, puesto que no hay cicatrices y es más fácil para reforzar con prótesis. (10)
Stoppa y Warlaumont (Francia) comenzaron sus trabajos en 1975 y los publicaron en 1989. Fueron los primeros en utilizar bioprótesis (de poliéster-Dacrón) en el espacio preperitoneal para reparar hernias inguinales grandes, reproducidas e incisionales. Estos autores informaron una recurrencia de 1,1% y siempre los fallos se relacionaron con problemas técnicos al fijarla. (10)
Usher (1908-1980) en Texas, fue el primero que comunicó, en 1958, el uso de malla de polipropileno. Sin embargo, el mérito de rescatar este procedimiento en nuestros días es de Irvin Liechtenstein, quien reexaminó esta posibilidad 10 años después y publicó en 1970 su primer reporte de hernioplastia libre de tensión, quien además en 1989 presentó 1000 casos operados con complicaciones mínimas, con un seguimiento de 2 años sin recidivas.