Enfermedad inflamatoria pélvica y sepsis.
Bajo el término de Enfermedad Inflamatoria infecciosa pélvica se encuentran una variedad de condiciones inflamatorias que afectan la parte alta del aparato genital femenino, tejido conectivo subyacente y cavidad pélvica. La entidad circunda un espectro clínico ampliamente increíble; desde formas “silentes” o infecciones sintomáticas hasta una enfermedad tan aguda que compromete la vida. La mayoría de los médicos conocen lo impreciso que es este término en la literatura médica (tabla No.1). Muchos autores incluyen las infecciones que aparecen durante el embarazo, post parto, post aborto, o el post operatorio. En muchos casos la anatomía, microbiología y los hallazgos histopatológicos son casi indistinguibles de una verdadera EIP.
La dificultad para establecer una terminología uniforme parte desde el propio código de clasificación de enfermedades (ICD) de la OMS. En 1982 el Centro para el Control de enfermedades (CDC) radicado en Atlanta define la EIP como “el síndrome agudo asociado con la propagación ascendente de microorganismos (no relacionado con el embarazo o la cirugía) desde la vagina o el cérvix hacia el endometrio, trompas de Falopio y/o estructuras contiguas. La definición del CDC indica la fisiopatología de la EIP al ascender los gérmenes desde el tractus genital bajo; pero excluye entonces las infecciones post operatorias y puerperales, las infecciones generalizadas por el torrente sanguíneo tales como la Tuberculosis genital, la ooforitis en el curso de la paperas y otras condiciones crónicas.
En la revisión No. 9 del CDC la diferencia entre EIP aguda y crónica puede ser clínica, como el manual, lo que trae consigo el uso de EIP crónica para definir el dolor pélvico crónico, adherencias pélvicas y la oclusión tubal que pudo ser residual de una EIP aguda. Los problemas con el diagnostico de la EIP datan de años tan tempranos como 1928; donde muchos investigadores reportaron que la Salpingitis había sido correctamente diagnosticada en el preoperatorio en un 70 % de 545 mujeres quienes habían sido laparotomizadas por ese diagnostico. En 1969 una razón similar fue encontrada con un 65 % de 814 mujeres a las que se les realizó laparoscopia. La probabilidad de un error diagnostico clínico depende del criterio utilizado para plantearlo.
Nosotros definimos la Enfermedad Inflamatoria Infecciosa Pélvica como: la infección que asciende desde el aparato genital bajo (vagina y cérvix) hacia las Trompas de Falopio, ovarios y peritoneo pélvico.
La enfermedad inflamatoria infecciosa pélvica afecta en la actualidad a más de un 50 % de la población femenina en edad reproductora, entiéndase como tal, a todas las mujeres en edades entre los 13 y 49 años de edad. El estimado de episodios de esta entidad en los Estados Unidos alcanzó en un estudio realizado en 1992 entre las 620 mil y los 2 millones de mujeres y se estima que alrededor de 420 mil se atendieron en médicos privados. En nuestro país la Infección Pélvica constituye el motivo de ingreso de más del 60 % de los casos de Ginecología, sólo superado por los trastornos hemorrágicos. Esta incidencia se ve favorecida por condiciones socio-ambientales como: relaciones sexuales en edades tempranas de la vida, embarazo y parto precoz, cambio frecuente de parejas sexuales, hábitos y costumbres especificas de determinadas comunidades, uso indiscriminado de medicamentos antimicrobianos, deficiencias en la selección y manejo de métodos de anticonceptivos y en el diagnostico y tratamiento de infecciones genitales.
La mayoría de los autores citan la Enfermedad Inflamatoria Pélvica “Silente” como causada por bacterias como la Clamydia Trachomatis. La OMS manifiesta gran preocupación por el marcado aumento en el número de casos con infecciones de transmisión sexual (ITS) y estima que aproximadamente se presentan 250 millones de casos nuevos por año; por lo que las infecciones por Clamydias han sido consideradas las ITS de mayor incidencia a nivel mundial. Las Clamydias Trachomatis son un grupo de bacterias intracelulares obligadas que se caracterizan por poseer ADN y ARN, cromosomas bacterianos y pared celular químicamente similar a las bacterias Gram. negativas, además se dividen por fisión binaria y son sensibles a determinados antibióticos.
Carecen de enzimas generadoras de ATP por lo que dependen de manera completa del metabolismo de las células hospederas para la producción de energía afectando de manera preferencial las células del epitelio cilíndrico. La prevalencia de la infección varia en dependencia del país, nivel cultural, etc. pero los resultados son realmente alarmantes dependiendo además de las técnicas para su diagnostico.
- Europa 24,7 % en mujeres sexualmente activas.
-China 37,6 % en mujeres sexualmente activas.
-Argentina 50,0 % en hombres que acudieron a Urología general.
-México 28,4 % en consultas de infertilidad.
-Chile 29,5 % en consultas de infertilidad.
Se plantea que alrededor de un 3- 5 % de las mujeres que padecen EIP pueden presentar cuadro de peri hepatitis conocido como Síndrome de Fitz- Hugh- Curtis; con un cuadro clínico inespecífico y que puede ser confundido con cuadros inflamatorios infecciosos del aparato digestivo o respiratorio o tener como manifestación fundamental el dolor en hipocondrio derecho.
El diagnostico se puede plantear en mujeres con vida sexual activa y por laparoscopia o visualización directa se describan las adherencias peri hepáticas.
Durante el embarazo Bidela describe que el 25 % de las mujeres infectadas pueden desarrollar Endometritis, Salpingitis y el número de abortos, partos pretérminos, Rotura de membranas y Corioamnionitis es mayor.
La Clamydia Trachomatis es un patógeno importante productor de Fosfolipasa, que activa el acido araquidonico del amnios y el corion, estimulando la producción y liberación de Prostaglandinas.
Se ha reportado la asociación de este germen con el virus del papiloma humano como factor predisponente en la etiopatogenia del cáncer de cuello uterino.