7.2. Lesiones intrínsecas.
7.2.1. Contractura muscular.
Se trata de una contracción involuntaria, duradera o permanente, de uno o varios grupos musculares. Puede ser causada principalmente por hipersolicitación muscular, mal calentamiento antes de realizar la práctica deportiva o lesión muscular reciente. A la exploración se puede observar una zona de hipersensibilidad dolorosa que se acentúa cuando el paciente realiza una contracción muscular contrarresistencia. La contractura se asocia a déficit circulatorio y a veces produce incapacidad funcional 41.
7.2.2. Distensiones.
Se trata de un tipo de lesión muscular causada por la aplicación de una fuerza de estiramiento excesiva sobre el tejido muscular. Estas lesiones afectan especialmente a la unión miotendinosa y músculos biarticulares 24,42. En los deportes donde predominan las aceleraciones y los saltos se produce un mayor número de distensiones 43. El deportista, en el momento de la lesión puede sentir un dolor súbito y luego, suele persistir el estado de hipersensibilidad con disminución de la función contráctil 31.
7.2.3. Roturas musculares.
Cuando se produce una lesión muscular, es inevitable la producción de hemorragia, la cual puede afectar al proceso de curación de forma mecánica al favorecer la separación entre las fibras que se han roto. De forma general, un ejercicio físico puede producir roturas por distracción o compresión -ver traumatismos contusos.
Las roturas por distracción suelen darse a consecuencia de sobreesfuerzos o sobrecargas y se localizan normalmente en las partes superficiales de los músculos, en los orígenes, e inserciones. La causa principal de rotura es una fuerza intrínseca que ejerce el propio deportista en algún punto del cuerpo. Evidentemente, si esa zona ya estaba previamente lesionada, aumentan las probabilidades de volver a lesionarse dos veces en el mismo sitio. Se suele hablar de tres grados de rotura muscular: grado I o rotura fibrilar -se rompe un número muy pequeño de fibras-, grado II o rotura parcial -se rompen aproximadamente un 50% de las fibras- y grado III o rotura total. En este último caso, donde se produce una rotura total del 100% de las fibras y una hendidura en la piel muy característico, el único tratamiento posible es la intervención quirúrgica 44.
Los signos y síntomas más comunes -a mayor grado de rotura, más intensidad- en relación a las roturas son la incapacidad funcional, el sangrado y hematoma, edema, dolor a la movilidad activa y a los movimientos contrarresistencia. Una diferencia a reseñar es que en las roturas fibrilares el tiempo de recuperación no suele ser mayor de quince días. Para las parciales, el tiempo aumenta y, para las roturas totales, la recuperación total puede alargarse incluso a varios meses o más 45.
7.3. Complicaciones del tejido muscular -lesiones crónicas-
Aparecen como consecuencia de una evolución inadecuada de las lesiones musculares, produciendo por lo general síntomas dolorosos persistentes. Se describen en este caso tres tipos de complicaciones musculares: fibrosis muscular, nódulo fibroso cicatricial y miositis osificante.
7.3.1. Fibrosis muscular.
Se trata de un tipo de complicación con pérdida de elasticidad muscular y ligera limitación funcional, producida tras una rotura parcial o completa, donde no se ha realizado tratamiento o éste ha sido de mala calidad. Este tipo de lesión crónica se manifiesta también por dolores cuando se realiza algún tipo de esfuerzo 33.
7.3.2. Nódulo fibroso cicatricial.
Cuando se produce un proceso de cicatrización consecuencia de una rotura muscular, sobre todo si es de grado II o III, el cuerpo comienza a crear abundante tejido de cicatrización. En este sentido, en función del tipo de tratamiento y rehabilitación que se lleve a cabo, esas nuevas fibras cicatriciales que sustituyen a las ya lesionadas, pueden tomar una disposición más o menos funcional 21. En ocasiones se puede producir una disposición demasiado anárquica de las fibras en la zona lesionada favoreciendo la creación de entrecruzamientos patológicos de las fibras por acumulación excesiva de tejido conjuntivo fibroso. A consecuencia de esta situación aparece un nódulo fibroso en la zona afecta que provoca dolor acentuado a la palpación y al movimiento, así como una reducción de la elasticidad muscular e impotencia funcional 46.
7.3.3. Miositis osificante.
Se la considera una complicación grave localizada sobre todo en el muslo. Se trata fundamentalmente de una inflamación crónica del tejido muscular, el cual va perdiendo sus propiedades y termina degenerándose hasta convertirse en tejido óseo. Durante la fase inicial del proceso de calcificación el área afectada se encuentra edematizada y suele estar bastante hipersensible 28. Los signos y síntomas más característicos son dolor e inflamación de la zona lesionada, espasmos musculares, pérdida de fuerza en la zona afecta, induración y historia de haber recibido un golpe en la zona afecta 47.
Si con el tiempo esta sintomatología se mantiene, es posible que nos encontremos ante un problema de miositis osificante.
8. Tratamiento de las principales lesiones musculares
En el tratamiento de una lesión muscular se puede hablar de tres estadios relacionados con el proceso de rehabilitación 28:
- Estadio agudo: dura desde varios días hasta varias semanas. El objetivo principal es limitar el sangrado interno y disminuir el dolor con la finalidad de facilitar el tratamiento y curación posterior de la lesión.
- Estadio de rehabilitación: dura desde algunas semanas hasta varios meses. En este caso el proceso de rehabilitación se centra en ayudar al deportista a entrenarse con total normalidad gracias al trabajo en las variables de fuerza, amplitud, función neuromuscular y capacidad aeróbica.
- Estadio de entrenamiento: dura desde algunas semanas a meses. En este momento es importante que el deportista recupere todas las capacidades necesarias para rendir de forma óptima durante el entrenamiento y la competición.
De forma general, para el tratamiento en fase aguda, tanto de los traumatismos contusos como distensiones y roturas musculares grado I y II, se aconseja la aplicación de hielo, vendaje compresivo circulatorio, aplicación de vendaje funcional, kinesiotaping, reposo y colocación de la zona afecta en posición de “descarga” 48,49,50,51,52. En combinación con lo descrito más arriba se pueden utilizar ya, desde un primer momento, la terapia miofascial, terapia craneo-sacral, osteopatía, así como el drenaje linfático manual o la termoterapia -estas últimas técnicas y terapias también se pueden utilizar en el tratamiento de contracturas- 53, 54, 55, 56.