Estrategias en la produccion del conocimiento desde la vision de la teoria critica educativa
Estrategias en la producción del conocimiento desde la visión de la teoría crítica educativa. Caso: Profesores del Centro de Atención Yaracal.
MSc. Francisco García
Dra. Aisa Colina
República Bolivariana de Venezuela. Universidad Pedagógica Experimental Libertador. Instituto Pedagógico Rural ”El Mácaro”
Analizar las estrategias en la producción del conocimiento que usan los profesores del Centro de Atención Mácaro Yaracal desde la visión de la teoría crítica educativa.
Fecha: Febrero 2012.
RESUMEN
En el estudio de las teorías curriculares, el currículo crítico es el que de manera más acertada se identifica con la universidad en su misión transformadora y reproductora de la realidad. Cada día se requiere que los espacios universitarios capaciten a sus estudiantes con herramientas necesarias e indispensables en la resolución de los múltiples problemas que se presentan, no sólo en las aulas, sino en las comunidades donde se desenvuelven en su día a día. En este sentido, los profesores necesitan investigar acerca de la manera cómo se puede trabajar de manera dialógica, consensuada, participativa y democrática en la construcción de estrategias para la enseñanza así como el aprendizaje, de manera que se desarrolle un ambiente colaborativo además significativo en la construcción del conocimiento como una experiencia viva.
Es en este marco de ideas, el trabajo desarrollado pretende analizar las estrategias para la producción del conocimiento que usan los profesores del Centro de Atención Mácaro Yaracal desde la visión de la teoría crítica educativa, con la intención de incentivar al profesorado a ir más allá del currículo técnico y práctico, hacía una dimensión emancipadora. El estudio se enmarca en un tipo de investigación documental y de campo, debido a que se realizó una revisión teórica de las fuentes escritas. En este sentido se hizo un análisis de la teoría base del estudio, además se aplicó un cuestionario de preguntas dicotómicas, se describió el método de la investigación acción y se precisaron las estrategias planteadas por el constructivismo social como la base de la teoría crítica.
Descriptores: teoría crítica, la investigación acción, constructivismo social, aprendizaje cooperativo.
INTRODUCCIÓN
Dentro de las propuestas educativas de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) para el siglo XXI, se encuentra elevar la calidad de la educación que se imparte en todos los países miembros de esta organización, en los diferentes niveles educativos que atienden.
Se sugiere poner en práctica en las aulas, un tipo de currículo integrado, con la intención de modificar el contexto, que se conecte con los intereses de los alumnos y con sus formas de vida, adaptándolo a sus ritmos de aprendizaje, estableciéndose de forma permanente la relación entre lo aprendido y las experiencias que viven fuera del ámbito escolar, permitiéndoles la participación y el trabajo en grupo. Para ello es imprescindible un enfoque integrador del currículo, en el que la diversidad cultural en sus diversas manifestaciones estén presentes en las instituciones educativas, en ello, juegan un papel importante la investigación y la ciencia como parte de los currícula
En este orden de ideas, Pogré (2006), sostiene que, el conocimiento juega un papel importante, ya que explica la postura en cuanto a saber enseñar y ser enseñado para que exista una comprensión del mundo a través del cual los sujetos se asocian con el saber para producir el mundo y producirse a sí mismos; es decir realizar operaciones para la transformación de su entorno y de su propio ser.
Para los efectos del presente estudio, se enmarca en los postulados de la teoría crítica educativa planteada por Carr y Kemmis (1998) por cuanto es un enfoque educativo crítico, altamente participativo y democrático, que involucra a los actores de manera colaborativa en procesos reflexivos de comprensión auténtica de su situación, para la toma de decisiones conjuntas, sobre los cursos de acción apropiados, definidos como sensatos y prudentes.
Esta teoría se orienta hacia la búsqueda de la transformación de los obstáculos que impiden el trabajo racional y crítico en los quehaceres educativos. Es considerada, por Carr y Kemmis, una ciencia educativa crítica, cuando participan alumnos y profesores en la creación y construcción de las disposiciones educativas, que les permita la construcción de sus propias historias explorando sus contradicciones e intentando resolverlas. Entre sus objetivos principales está potenciar a una ciudadanía crítica y solidaria en el marco de las relaciones interpersonales con el medio y las organizaciones sociales, políticas y económicas que rodean al individuo.
En lo esencial, la teoría crítica educativa, según Freire (1990), supone un intento de comprender y de transformar la realidad, es pues la acción educativa, una acción transformadora. Del mismo modo Carr y Kemmis (1988), refieren a que una ciencia educativa requiere “participantes que colaboren en la participación de sus propia ilustración y que éstos tomen decisiones sobre cómo van a transformar sus situaciones” (pág. 171).
En cuanto a la teoría crítica del currículo, autores como Kemmis (1998), Carr (2002), y Grundy (1998), mencionan que la elaboración del currículo, no es sólo de especialistas y expertos que no están vinculados al contexto de la institución. Tampoco es un trabajo exclusivo de los profesores de la escuela o centro educativo; sino que debería trabajarse desde lo cooperativo entre los educadores, estudiantes y todos aquellos que estén vinculados a las instituciones educativas, de tal manera, que puedan ofrecer de acuerdo con Kemmis (1998), “visiones críticas de la educación que se opongan a los presupuestos y actividades educativas del estado, no sólo en teorías sino también en la práctica (mediante el establecimiento de formas de educación que procuren cambiar la educación: una política educativa práctica)”. (p.79).
En opinión de Grundy (1998), el currículo emancipador, en cuanto a la práctica, significa que profesores y alumnos deben implicarse, participar en el quehacer educativo, con la finalidad de trazar acciones para cambiar las estructuras en que se da el aprendizaje. Un currículo es emancipador cuando supone una relación recíproca entre la autorreflexión y la acción.
Esto implica la participación activa de profesores y alumnos que interactúan en el desarrollo de la clase para construir, crear, facilitar, liberar, preguntar, criticar y reflexionar sobre la comprensión de las estructuras profundas del conocimiento. El docente deja de ejercer una función centrada únicamente en la enseñanza, asume por el contrario, una posición abierta al diálogo constante, en esta dinámica se convierte en aprendiz, es decir, pasa a ser enseñado por sus estudiantes, quienes además de aprender enseñan en esta acción educativa.
En lo concerniente a la participación del alumno en la construcción del aprendizaje, de acuerdo con Grundy (1998), este se hace significativo, cuando es producto de la relación dialógica y la negociación profesor – alumnos desde el principio de la experiencia educativa, reconociéndolas como problemáticas, este autor señala que Freire (2002), se refiere a alumnos y no a alumno en singular porque es un compromiso que surge de todos los involucrados en el acto pedagógico. “Por lo tanto, el contenido del currículum extrae su significación, no de sus fines, sino de sus comienzos. La sustancia de la experiencia educativa es cuestión de negociación entre profesor y alumnos” (p.144), propone que la liberación de la educación consiste en actos de cognición, no en transferencias de información.
En este sentido, la práctica educativa debe estar orientada a sobrepasar el reduccionismo instrumental con el cual se ha asumido. Weissman (2006), comenta que la educación debe dirigir sus esfuerzos hacia la preparación de profesionales con aptitudes y competencias cognitivas y científicas; ante esto resulta necesaria la puesta en práctica de modelos educativos estructurados en torno al estudiante como parte activa en el proceso de aprendizaje.
De acuerdo con Arrieta (2004), las universidades venezolanas, están sometidas a cambios constantes en sus manifestaciones curriculares para poder cumplir con su cometido ante la sociedad. Siendo flexibles, cambiantes, transformándose como organizaciones que aprenden. Para poder estar en sintonía con las realidades sociales y en concordancia con las propuestas educativas establecidas por el Estado, se hace necesario insertarse en ellas con la finalidad de preparar a los futuros profesionales, sobre todo de la educación.